lunes, 5 de julio de 2010

Un complot para el corazón

Intentas sacarme de quicio, de mis casillas y a veces lo consigues. Con esas palabras que tienen tu toque de encantadoras que me queman. Una pizca de odio disfrazada de apego, una unión entre dos sentimientos distintos que corren de la mano por la orilla de mi espalda. A veces, la puerta se abre y deja entrever dos personas banales que juegan a no buscarse pero que se rebuscan con la mirada, con aquella inquietud que suponen las miradas de complicidad. Un complot para la mente pero más para el corazón, que de cuerdo tiene poco pero mucho de masoquista, que le gusta echar sal en las heridas y si se acompaña de tequila mejor aun, que así se ahogan las penas en un vaso pequeño. Seguirá la resistencia de quien cae primero, quien da el primer paso, quien es el primero que se abre de par en par aunque sea descuidado. Pero aquella historia no nos abandona, no dejamos de recordarla ni un solo momento, ni siquiera cuando los latidos van disminuyendo su frecuencia.

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