El no calla. El silencia.
El no habla. El entona.
El no escucha. El te espera al final de cada frase. Por ejemplo, aquí.
Los verbos dejan de predicar cuando el los usa.
Y una vez usados, ya no vuelven a ser acción, sino homenaje.
No es hombre. Es estado de ánimo.
Intentar describirle no es narración, sino terapia.
El jamás cambió de opinión. Fue el universo el que estaba a por uvas.
El no te sonríe. El te dedica toda su boca.
El no te abraza. El te arroja a sus brazos.
No le pidas medias tintas, porque fue el quien se bebió el tintero.
No le sigas la corriente, porque acabarás luchando sola contra los dos.
Y cuanto más te aconstumbres, peor será el olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario