miércoles, 26 de mayo de 2010


Una playa perdida, de arena blanca y finita, con palmeras. Donde estemos solos tú y yo, tomando el sol todo el día. Metiendo los pies en la arena calentita. Que el único ruido que haya sea el de las olas, nada más. Sin nada que hacer, ni que pensar. Solos tú y yo.

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